Si miramos desde el podio del director o desde el patio de
butacas, la tuba suele estar colocada arriba a la derecha, sentada a
continuación de los trombones, concretamente al lado del trombón bajo, con el
que forma un equipo inseparable. Esto es lo más habitual, aunque en algunas
obras su colocación es distinta a requerimiento del compositor. Un ejemplo de
esto puede ser “El sueño de una noche de verano” de Mendelssohn, en donde no
hay trombones y suele estar sentado al lado de las trompas, si bien hay que
decir que esta obra fue originalmente escrita para “oficleido”, aunque ahora se
toca con la tuba. Pocas veces podemos encontrar obras donde haya dos o más
tubas, por lo que es de los pocos instrumentos de la orquesta que suelen estar
solos. Concretamente Berlioz (“Sinfonía Fantástica”, “Requiem”, “Gran Misa de
Difuntos”, etc.) y Richard Strauss (“Así habló Zarathustra”, “Sinfonía Alpina”)
son dos de los pocos compositores famosos que emplearon dos o más tubas (más de
dos, concretamente seis, sólo en el “Requiem” de Berlioz). Cuando es así se
colocan uno al lado del otro en su mismo emplazamiento habitual, a excepción
del Réquiem, donde están distribuidas en diversas fanfarrias que se tocan desde
los palcos del teatro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario